Ah, febrero. El mes del amor, los chocolates y las declaraciones románticas en redes sociales que a nadie le importan. 💘 Pero, ¿sabes qué debería ser realmente tendencia en esta época de amor desbordado? El contrato prenupcial. Sí, esa joya del derecho que separa a los románticos de los realmente inteligentes.
Porque, seamos honestos, el amor es hermoso y todo eso, pero el SAT no acepta pagos en besos y el juez de lo familiar tampoco se conmueve con lágrimas cuando hay que repartir bienes. Así que, antes de lanzarte al altar con más emoción que sentido común, hablemos de este documento mágico que puede salvar tu patrimonio… y tu tranquilidad.
¿Contrato prenupcial? Pero, ¿acaso no confías en mí?
Si cada vez que mencionas la idea de un contrato prenupcial tu pareja te mira como si le hubieras pedido firmar un pacto con el diablo, respira profundo. No se trata de falta de confianza, sino de previsión, inteligencia financiera y ganas de evitar un drama legal digno de Netflix.
Piénsalo:
- Si te casas por bienes mancomunados, lo tuyo es de tu pareja y lo de tu pareja es tuyo. Suena bonito… hasta que descubres que también te quedaste con la mitad de sus deudas. 😬
- Un contrato prenupcial deja claro qué es de quién y qué pasa si el amor se convierte en odio (o peor, en indiferencia).
- No se trata de planear el divorcio desde el primer beso, sino de no terminar peleando por la licuadora en un juicio de 3 años.
Las cláusulas que necesitas (y las que deberías evitar)
Si ya estás convencido de que el amor eterno es maravilloso, pero el orden legal es mejor, es hora de ver qué puede incluirse en un contrato prenupcial.
✅ Lo que sí puedes poner:
✔️ Qué bienes son de cada quien antes del matrimonio y cómo se repartirán en caso de divorcio.
✔️ Acuerdos sobre ingresos, deudas y propiedades adquiridas durante el matrimonio.
✔️ Compromisos sobre la manutención en caso de separación.
✔️ Clausulas de convivencia y roles financieros (porque alguien tiene que pagar Netflix).
❌ Lo que NO puedes poner (aunque quisieras):
✖️ Obligación de amor eterno. (El derecho no regula sentimientos, solo bienes).
✖️ Castigos por infidelidad. (Sí, lo sabemos, pero la ley no lo acepta).
✖️ Número mínimo de citas románticas por mes. (Buena idea, pero inviable legalmente).
✖️ Prohibición de engordar más de 5 kilos. (Eso es discriminación, amigo/a).
Conclusión: El amor está en el aire, pero también los divorcios
Así que este San Valentín, en lugar de comprar otro oso de peluche gigante que terminará en la basura, mejor regálate tranquilidad financiera y emocional con un buen contrato prenupcial. Porque nada dice «te amo y quiero compartir mi vida contigo» como «pero por si acaso, que todo quede bien claro en papel».
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Apoco las clausulas si aplican para la ley de México